Home    Files

software times™  Files...
July 27, 2006

EL HACEDOR DE LA PAZ | THE PEACE MAKER


Paulina Gamus
Martes, 25 de julio de 2006

Publicado en analitica.com

La modestia y la capacidad de medir las proporciones del ridículo son facultades que cada vez se alejan más del presidente Chávez. Creerse un superdotado es en muchos casos arrogancia, sobreestimación, pero propalarlo a los cuatro vientos es síntoma de que algunas tuercas están flojas. ¿Imagina alguien a George W. Bush, el presidente del país más poderoso del mundo, anunciando que viajará a unos cuantos países para conseguir la paz mundial? Pero el jefe de Venezuela no se va por lo bajito, acaba de emprender un viaje del que supuestamente regresará con una corona de olivo en la testa y con una paloma de la paz -de oro- en las manos.

Veamos como ha sido el preámbulo de esa gira triunfal en pro de la paz del mundo. Para hacerle la competencia y dejar varios kilómetros atrás a Kofi Anam, el presidente Hugo Chávez ha dado pasos de vital importancia: ha invitado a Venezuela (y ha pagado sus gastos con nuestros dineros) a representantes partidos comunistas de cincuenta países. Es decir que el gobierno se autocalifica o se cuadra con la ideología comunista, lo que sin duda lo aleja de una cantidad de naciones democráticas del mundo actual. Comunismo y democracia son como vinagre y aceite. Casi al mismo tiempo Venezuela, gracias a los méritos acumulados, ha sido admitida como observadora en la Liga árabe. Aparte de la numerosa colonia de ese origen que vive en el país, desconocemos cuáles son las coincidencias entre Venezuela y los países que conforman esa Liga. Aunque ahora que recordamos algún iluminado del gabinete se refirió hace un tiempo, a los ocho siglos que los árabes dominaron a España y a lo mucho que se les pegó de esa cultura a los venezolanos descendientes de conquistadores españoles. Semanas antes el Presidente anduvo por áfrica explicando a los mandatarios de ese sufrido continente, los vínculos que nos unían y como es natural lo mucho que debíamos odiar a Estados Unidos. Como Chávez hace un manejo sui generis de la historia, no se le ocurrió ni rozar a los países europeos que colonizaron al áfrica y que son en gran parte responsables de los sufrimientos que hasta hoy padece.

Cuando ya estaba a punto de lanzarse a su epopeya pacifista, estalló el conflicto armado del Estado de Israel contra el movimiento terrorista Hizbollah, asentado desde hace décadas en el Líbano. El presidente Chávez se extrañó en una primera alocución -nada menos que ante el estamento militar- de que Israel reaccionara de manera tan contundente por apenas un soldado secuestrado. Hizo entonces la comparación con los secuestros que realizan los grupos terroristas colombianos: ¿acaso si uno de esos grupos secuestra a un soldado venezolano vamos a bombardear a Colombia? La manipulación de los hechos y la ignorancia forman una mezcla altamente venenosa. En primer lugar no es un soldado, son decenas de venezolanos los que han sido secuestrados por los narcoterroristas colombianos sin que el gobierno mueva una paja. Esos grupos son dueños y señores, hacen y deshacen a sus anchas en diversas ciudades fronterizas y el gobierno tampoco mueve una paja. Secuestran y matan a la hija de un coronel del ejército y el silencio se cierne sobre el caso, ni la familia pide justicia.

La vida de un soldado israelí tiene el mismo valor que la vida de cualquier otro ser humano, la diferencia -y eso es algo que ni Chávez ni muchos otros pueden comprender- estriba en que cada joven israelí, hombre o mujer, está obligado a ser soldado tres años de su vida. Por consiguiente cada familia israelí tiene cuando menos a uno de sus miembros cumpliendo servicio militar En un país tan pequeño es imposible que el dolor de los padres que pierden a su hijo secuestrado o muerto en combate, no afecte a los demás. Y esto nos conduce al valor de la vida humana en Venezuela. Cada fin de semana los medios, con las limitaciones de la censura, informan de los setenta, ochenta o cien muertos por ajustes de cuentas entre bandas delictivas, fuego cruzado o enfrentamientos con policías. Esos muertos, pobres en su gran mayoría y casi todos adolescentes, no tienen rostro, ni nombre. Basta con catalogarlos como delincuentes o azotes de barrio para que haya una suerte de asentimiento general a sus asesinatos. Nunca se sabe quiénes fueron los asesinos, nunca se informa sobre qué hacen los fiscales y jueces en esos casos, son muertos sin dolientes. Jamás en sus siete años de gobierno, Chávez ha dicho una sola palabra sobre esa matazón que ya forma parte del paisaje nacional. ¿Puede creer alguien que los civiles que han perdido la vida en el Líbano le duelen más que estos compatriotas que mueren todos los días? Y, por otra parte ¿a quién se cree que irán dirigidos los disparos mortales de los fusiles Kalachnikov, recién importados por el gobierno para ser entregados a las milicias juveniles? Después de esa primera alusión a una guerra que ha sido provocada por el grupo terrorista Hizbollah y que se desarrolla entre ese grupo y un Estado soberano y democrático, como es Israel; han sido otras cuatro o cinco las veces que Chávez ha expresado sus opiniones condenatorias de Israel, nación con la que Venezuela mantiene relaciones diplomáticas. Esto ha dado pie, como siempre, a que los loros parlanchines que lo rodean vayan mucho más allá. Los medios de comunicación oficiales y oficialistas, periodistas del proceso, conductores de programas de opinión, periódicos y pasquines, cómicos de pacotilla, alcaldes que no son capaces de tapar un hueco ni recoger una bolsa de basura; se han lanzado al alimón en una campaña de improperios y calumnias contra Israel, con saña cargada de odio antijudío. Usan la palabra sionista como si fuera un insulto para cubrirse con la máscara del antisionismo, cuando sionismo es el movimiento de liberación nacional del pueblo judío que hizo posible la creación del Estado de Israel ¿Cómo se puede entonces ser antisionista y no ser antijudío? Nunca, ni en las más pavorosas pesadillas pudimos imaginar que semejante conducta podría provenir de un gobierno venezolano. Los grupos extremistas que abrigaban esos sentimientos y los difundían, en los años 70, eran una minoría que hacía un daño limitado. Ahora son gobierno y desde allí mueven todos los hilos y recursos del poder para desatar esa campaña sistemática de odio cuyas consecuencias son impredecibles.

¿Esa es la paz que buscará Chávez en su gira internacional? ¿La del apoyo a Hizbollah cuyo objetivo central es destruir a Israel? ¿La del respaldo al presidente Ahmadinejad de Irán, quien cada dos por tres amenaza con liquidar a Israel? París bien valía una misa, pero parece que un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU requiere


Reprinted by permission of the author.
The opinions emitted in this article are the sole responsibility of the author.



Home    Files Top

Copyright © Software Times, 2000, 2001, 2003. All rights reserved
Last updated June 22, 2003